Guadalupe y su entorno: Monasterio y mucho más. Emilio Jaraiz Rivas.

Desde que Gil Cordero descubriera la imagen de Nuestra Señora de Guadalupe en el siglo XIII, nació el Monasterio y la Puebla, situada en medio de un auténtico bosque y rodeada de agrestes montañas difíciles de cruzar; el sitio se convirtió en un lugar de religiosidad, de cultura y saber. Lo que en principio fue una modesta y pequeña ermita acabó transformándose en una espectacular obra arquitectónica, donde se cultivan todas las ramas del saber humano y talleres de manifestaciones artísticas. El Monasterio encierra entre sus muros grandes tesoros artísticos como la Basílica, los sepulcros, la imagen de la Virgen, pinturas, el Retablo Mayor, la sillería del Coro, los museos, el Claustro Mudéjar, la Sacristía, el Camarín, etc.
La declaración de Guadalupe como Patrimonio de la Humanidad, reconoció el incalculable valor de este enclave. Aquí finalizó durante muchos siglos el caminar de miles de peregrinos. Todo gracias a la existencia de una Virgen y a la fe que le profesan gentes de todo el universo. Sin la Virgen el entorno sería diferente, tal vez un lugar desconocido y precario al que pocos habrían podido llegar.
De Guadalupe, convertida desde hace mucho tiempo en Villa, se dice que es una joya, un tesoro, un vergel, una maravilla repleta de magníficos monumentos, un lugar cargado de arte, historia, religiosidad y universalidad, y es, así mismo, desde hace siglos, un centro comercial, un enclave turístico y un asentamiento industrial.
Ciertamente Guadalupe y su entorno es un auténtico milagro de la naturaleza.
La mayoría de las personas que aterrizan por Guadalupe llegan atraídas por el Monasterio y su Virgen, luego unas compras en las tiendas de recuerdos, una degustación de la gastronomía que ofrecen los mesones y restaurantes e inmediatamente regresan a sus lugares de procedencia. Casi nunca tienen en cuenta que Guadalupe, todo no empieza y acaba en el Monasterio. Hay muchas más cosas que ver, aunque lo importante sea el monumental edificio. Cuando se despertó en nosotros la curiosidad de conocer que más había en Guadalupe y sus alrededores, realizamos una visita por el pueblo y sus término municipal y quedamos sobrecogidos. Como consecuencia tienen sentido las siguientes rutas que ofrecemos:

RUTA PRIMERA
 
1. Hospital de San Juan Bautista
Los hospitales son en Guadalupe tan antiguos como su Santuario. Junto al ermita primitiva y después cerca del templo hubo siempre uno o varios hospitales o asilos para atender a los enfermos, pobres y peregrinos que en devoción acudían a Nuestra Señora. Entre los más importantes destacan el Hospital de San Juan Bautista o de Hombres, reconstruido en 1402; Hospital Nuevo o de las Mujeres, fundado entre 1435 y 1447, Enfermería de los Monjes Enfermos trasladada en el siglo XV al claustro gótico.
Además de estos tres hospitales tenía Guadalupe otros centros de acogida de peregrinos, enfermos y pobres transeúntes. Algunos de carácter médico como el Hospital de la Pasión, y otros como simples asilos o refugios. Aunque todos recibían el nombre de hospitales, vocablo que en textos de los siglos XIV y XV se refería a locales en los que por caridad podían comer y dormir peregrinos y pobres, no todos eran centros de curación médica, sino albergues sostenidos por el monasterio, por fundaciones piadosas o instituciones de culto como algunas cofradías.
El Padre Yáñez (1389-1412), primero de los Jerónimos, edificó el grandioso Hospital de los Hombres con hermosa capilla dedicada a San Juan Bautista, de ahí su nombre. En este hospital antes que en parte alguna, y por indulto apostólico, se diseccionó por primera vez el cuerpo humano. Tuvo también especial relevancia por el tratamiento de las enfermedades venéreas como la sífilis.
 
2. Escuela de Medicina, Cirugía y Farmacia
Con toda certeza puede afirmarse que existió en Guadalupe, en su famoso hospital de San Juan Bautista, un centro de aprendizaje de medicina y cirugía que en un sentido amplio puede llamarse Escuela, aunque como es lógico no tenía carácter universitario, ni entre sus cometidos y competencias estaba el otorgamiento de títulos médicos. En ella doctores o físicos, cargo desempeñado por monjes con autorización pontificia, daban sus lecciones a religiosos jóvenes para que se instruyeran en el arte de la medicina. También fue escuela de práctica o de perfeccionamiento para médico que acudían expresamente con este fin. El número de plazas era muy limitado.
Ya a comienzos del siglo XVI empiezan a escasear los cirujanos frailes y se extiende la docencia a seglares, a los que se da alimentos, cama y lecciones de cirugía.
 
3. Colegio de Infantes
Bastante bien conservado se encuentra el antiguo Colegio y un Seminario, propiedad hoy de Paradores Nacionales, precioso ejemplar del arte mujéjar en sus claustros techos y portadas. Fundado por el Padre Juan de Azpeitia por los años de 1509 a 1512, servía para la enseñanza de la Gramática y Canto, y en él ingresaban aquellos que ganaban las becas en él establecidas por la Comunidad así como otros muchos externos.
En sus aulas se han formado personajes ilustres de la época de Carlos V como el Arzobispo de Sevilla o el Licenciado Gregorio López.
 
4. Cementerio viejo
Con la peste que asoló España en 1488 murieron muchos religiosos, peregrinos, caminantes, pobres y habitantes de la puebla, y hubo necesidad, por no haber ya sitio en la Iglesia y Cementerio que había ante el atrio, de habitar un camposanto en la viña mayor, el cual quedó desde entonces para los pobres y peregrinos que morían en los hospitales.
 
5. Iglesia nueva
Edificio con portada barroca es un suntuoso templo de tres naves con crucero y cúpula dedicado a la Santísima Trinidad. Fue construido por don Manuel de Lara y Churriguera en los años 1730-1735 a expensas del Duque de Veragua, descendiente de Cristóbal Colón.
Casi un siglo estuvo destinado a ayuda de la parroquia. Llegada la exclaustración de 1835 fue abandonado y despojado de retablos, altares, cuadros y enseres de culto, llegándose casi a derrumbar.
Actualmente con la orden Franciscana, ha sido restaurado y convertido en Auditorium o Salón de actos.
 
6. Calle nueva de los Capellanes
Antiguas viviendas de los capellanes. Fundación que el Rey Don Alfonso XI instituyó al reedificar y ampliar el Santuario para que Guadalupe quedase desde entonces con número suficiente de clero a su servicio para ser tenido y considerado como una iglesia Colegiata.
 
7. Casa Cuna
Guadalupe comenzó a ser un lugar al que llegaban gran variedad de gente, y con ello vicios e inmoralidades. Ante esta situación el Monasterio no pudo desamparar los frutos del vicio. Por esto cuantos expósitos aparecían en el pueblo fueron recogidos en la Casa Cuna.
No sólo albergó a estos expósitos sino también a los huérfanos causa de la pobreza de sus padres.
Esta Casa Cuna desapareció hacia 1839.
 
8. Casa de la buena cristiana
Una joven mora de Tánger fue instruida por los antiguos cristianos en la fe católica, llegando a aborrecer la mahometana. Intentó varias veces, sin conseguirlo, huir con alguno de aquellos cautivos a España, y cuando ya, desposada con un moro, había de celebrar su boda, desesperada se encomendó a Nuestra Señora para que la sacase de aquel trance. Estando en esta angustia vio aparecer, en medio de una vivísima luz sobre las costas de España, que a la vista tenía, la Santa Casa de Guadalupe y promete a Nuestra Señora visitarla en su templo en cuanto llegue a la tierra deseada. A poco de hecha la promesa logra escapar con dos cautivos cristianos y al llegar a España fue bautizada cambiando su nombre de Fátima por el de Isabel. El 7 de septiembre de 1448 entraron los dos cautivos en Guadalupe, donde se casó y vivió consagrada al servicio de Nuestra Señora, siendo de una vida tan ejemplar que todos la llamaban «La Buena Cristiana». Murió en 1504 siendo enterrada en la nave mayor del templo; sobre su sepulcro está grabado el relato de este caso maravilloso.
Posteriormente, el 4 de febrero de 1485, tuvo lugar en su casa el primer juicio celebrado por La Inquisición contra los herejes.
 
9. Arco de San Pedro
Guadalupe estuvo rodeada por una muralla de cinco puertas de acceso que se conservan hoy en día. Tres de ellas eran interiores y dos exteriores. No ocurre lo mismo con la muralla de la cual solo quedan vestigios.
El Arco de San Pedro es una de las puertas interiores, por ella entraban los peregrinos que venían del Norte.
 
10. Hospital Nuevo o de Mujeres
Fue construido por Juan de Zamora durante el periodo como Prior del Monasterio (1444-1447) ante los abusos que los mesoneros cometían contra los peregrinos. En un principio se llamó Hospital Nuevo y más tarde este edificio se destinó para mujeres, llamándose por este motivo Hospital de las Mujeres.
 
11. Hospital de San Sebastián
Estaba a cargo de la Cofradía de este nombre, en la calle de San Sebastián, travesía de la Calle Real a la de Don Pedro.
 
12. Hospital de la Pasión
En la Puebla de Nuestra Señora de Guadalupe existe una Cofradía y hospital, de la Sagrada Pasión de Nuestro Señor Jesucristo, en la que se reciben pobres peregrinos para dormir.
Es muy antigua, data de comienzos del siglo XV, y los cofrades tienen que ser cristianos viejos.
Esta Hermandad desaparece en 1783, mediante ley que suprimía todas las cofradías excepto las Sacramentales.
Esta casa hospital pasó a manos particulares y fue convertida hacia 1870 en fábrica de jabón, y las imágenes que albergaba y que los cofrades veneraban fueron trasladadas al Monasterio.
Todavía se conserva la casa en la Calle Pasión, donde estuvo establecido este Centro.
 
13. Hospital de Santa María de la O
Propio de la Cofradía de este título, en la antigua Calle Corredera. Al igual que el anterior también albergaba peregrinos.
 
14. La cárcel
Nombrado inquisidor de Guadalupe el Padre Arévalo junto con el doctor Don Francisco Sánchez de la Frente y Don Pedro Sánchez de la Calandra, se presentaron en el Monasterio en la Navidad de 1484, comenzando inmediatamente los actos.
Murieron quemados en la hoguera 52 herejes; condenados a cárcel perpetua 20 y desterrados de la puebla unos 200. Los inquisidores salieron de Guadalupe el 3 de diciembre de 1485.
 
15. Muro de la Corredera
Uno de los pocos puntos conservados de la antigua muralla que rodeaba Guadalupe para.
 
16. Farmacia
La farmacia tuvo verdadero culto en Guadalupe. Sobre todo fue cultivada por los religiosos, aunque tampoco faltaban muy buenos boticarios seglares. Procuraron especialmente alcanzar el conocimiento perfecto de las plantas, muchas de ellas medicinales, que abundaban en las montañas que rodeaban la puebla; otras, muy raras, procuraban cultivarlas en los huertos que tenían junto a la Botica.
Era también de fama universal, que en su Botica no faltaba medicamento alguno por raro o costoso que fuese, y aun se conservan listas de medicamentos que se remitieron durante el siglo XVI a personas de toda España.
La Botica principal se hallaba dentro del Monasterio en la zona norte del claustro gótico, obra de principios del siglo XVI. También existían boticas fuera del recinto monacal; se cree que había alrededor de seis hacia 1389, siendo la primera la de Peresteban.
 
17. Almudí o granero de los frailes
Hermosa pieza de arte civil donde los Jerónimos guardaban el trigo para dar de comer a la comunidad, habitantes de la puebla y peregrinos. En muy buen estado de conservación, fue destinado a vaquería de la Comunidad Franciscana.
 
18. Hospedería Real
Construida por mandato de los Reyes Católicos durante el Priorato de Fray Nuño de Arévalo, sus planos corrieron a cargo de Juan Guas, su maestro de obras, el cual, hacia el año 1486-1487, estuvo en Guadalupe concertando la obra con el prior y maestros de albañilería y cantería. Esta hospedería estaba formada por dos cuerpos escalonados, y en ambos había sus claustros y galería, altas y bajas. En el más alto y próximo al Monasterio se hallaban las habitaciones de los Reyes. El salón de ceremonias tenía cerca de ochenta pies de largo por veinticuatro de ancho y sus artesonados de lo mejor que se trabajaba en toda España; aunque más pequeño había otro salón llamado el rico.
Fueron numerosos los pintores, vidrieros y otros artistas que lo adornaron, siendo muy probable que trabajara en esta obra Juan de Flandes.
 
19. Plaza de Santa María
Situada a los pies de la impresionante fachada del Monasterio, cuenta con la presencia de la fuente gótica, antigua pila bautismal, en la que fueron bautizados los primeros indios traídos por Cristóbal Colón de América, llamados Cristóbal y Pedro.
Bajo sus soportales, como hoy en día, estaban situados los mesones donde eran atendidos los peregrinos. Entre ellos fue muy famoso el Mesón Blanco y el Mesón del Rincón.
De ella parten las calles que llevan al Barrio de Arriba y Barrio de Abajo.
En esta plaza están situados dos de los arcos de entrada a la antigua puebla, uno es el Arco del Chorro Gordo y otro el Arco de Sevilla.
56fot015RUTA SEGUNDA
 
1. Casa de Gregorio López
Gregorio López de Córdoba y Valenzuela (1496-1559) es el más ilustre de los hijos de Guadalupe. Famoso jurisconsulto fue alcalde mayor de la Puebla entre 1520 y 1525; abogado de la cancillería de Granada entre otros títulos.
Su mejor obra y la que le ha dado mayor fama fue la glosa que hizo de las Siete Partidas de Alfonso X el Sabio, cuya primera edición con aprobación del consejo real se publicó en Salamanca en 1555.
Actualmente la casa sigue en pie siendo de propiedad particular.
 
2. Casa del poeta Ángel Marina
Nació en la casa del arco de Sevilla en 1888. Estudió un tiempo en el seminario de Toledo, pero dada su delicada salud se refugió en su casa de Guadalupe donde, sin pertenecer a escuela poética alguna del siglo XX, se dedicará a cantar a la Madre de Guadalupe, al paisaje de su pueblo, a la historia secular del monasterio, a los desvalidos, a su familia y a las guerras que asolaron los campos de España y Europa. Así hasta su muerte en 1950.
 
3. Arco de Sevilla
Una de las puertas interiores defensivas de la puebla. Por ella entraban los peregrinos que venían del Sur, de la Andalucía Occidental. Era una calle principal donde se situaron los comercios, la mayoría de los cuales estaban en manos de los judíos, de los que conservan su arquitectura.
 
4. Plazuela de los tres chorros
Toma su nombre de la fuente con tres caños y cruz central que allí se ubica. Data del siglo XV y es una de los múltiples puntos de abastecimiento de agua a los vecinos de la Puebla.
Las casas que circundan la plaza se presentan agrupadas, con típicos soportales de madera y balcones floridos, evocando las antiguas costumbres de la sierra extremeña.
 
5. Casa del vaquero Gil Cordero
Según reza la leyenda, por los años de 1317 a 1322, a un sencillo vaquero venido de Cáceres, cuyos ganados pastaban por el cerro de Altamiras, se le perdió una vaca, la buscó durante tres días hasta encontrarla muerta. Para aprovechar siquiera la piel, pensó en desollarla, pero al hacerle la cruz en el pecho, se levantó viva la vaca. Estando en esta confusión se le apareció Nuestra Señora y le dijo que fuese a su tierra, Cáceres y advirtiese a los clérigos que viniesen y cavasen en aquel sitio, donde la vaca estaba muerta, y hallarán dentro de un antiguo sepulcro una imagen suya; que no la mudasen de allí, sino que le hiciesen una choza para colocarla, porque, con el tiempo, habría de alzársele un grandioso templo con su pueblo, donde derramaría a manos llenas sus bondades y misericordias.
Partió el vaquero para su ciudad, y al entrar en su casa, halló a su mujer llorando amargamente por un hijo que se le acababa de morir.
Confiando el pastor en el poder de la Celestial Señora que se le había aparecido, con mucha Fe le rogó que lo resucitase, para que así fuese más fácilmente creído en la difícil embajada que Ella misma le había encomendado, ofreciéndose a su perpetuo servicio. Viniendo los clérigos para enterrar a su hijo ocurrió el milagro y el vaquero les narró lo acontecido.
Llegaron los clérigos al citado lugar y encontraron en él un antiguo sepulcro y dentro la imagen de la Virgen, todo como Ella le había manifestado. Erigieron la ermita y desde aquel día Gil Cordero, su mujer e hijos custodiaron y sirvieron a la desde entonces llamada Nuestra Señora de Guadalupe por haberse encontrado próxima al río de este nombre.
Con Gil Cordero y su familia comenzó la población de Guadalupe en torno al lugar que Nuestra Señora había fijado como trono de sus gracias. El pastor está sepultado, según indica un azulejo del siglo XVIII, en la nave contigua a la actual sacristía junto al lugar que la tradición señala como el de la aparición y hallazgo de la santa imagen.
 
6. El arco de las eras
Fue la puerta por la que entraban en Guadalupe los peregrinos provenientes del Sur extremeño.
Ha sido restaurado recientemente por alumnos de la Escuela Taller.
 
7. El arco del tinte
Toma su nombre de uno de los numerosos gremios que existían en la puebla en esa época, tales como tintes de tejidos, caldereros, orfebres, plateros, alfareros, etc.
56fot016RUTAS DE LAS ERMITAS
Si el viajero permanece más de un día en Guadalupe hay muchas excursiones para hacer por los alrededores. Sin duda las principales son a los que en su día fueron dependencias anejas al Monasterio. A tres o cuatro kilómetros de Guadalupe, a poniente, sobre la plataforma natural formada por los valles de Valdegracia y del Infierno, en medio de un cerrado bosque de castaños, robles y álamos, está la Granja de Mirabel.
Aunque iniciada su construcción con anterioridad, fue donada al Monasterio a mediados de siglo XV, momento en el que adquirió su actual fisonomía, siendo utilizada como lugar de recreo de los Reyes Católicos y de sus hijos. En lo sucesivo se utilizó como zona de descanso de los propios monjes jerónimos y de los reyes y personalidades que visitaban el Monasterio. Se trata de un conjunto mudéjar, con añadidos barrocos del siglo XVII, que con la Desamortización pasó a manos del Marqués de la Romana. Actualmente sigue en manos privadas.
Al S. de Guadalupe, más o menos a idéntica distancia que la de Mirabel, está la Granja de Valdefuentes, conjunto iniciado en el s. XIV y terminado en el s. XVI que sirvió para idénticos cometidos de descanso y recreo de frailes y reyes. Predominan los elementos mudéjares y renacentistas, destacando el taujel mudéjar labrado con notable calidad artística que cubre la capilla. El conjunto es también propiedad privada desde hace siglo y medio.
Continuando en nuestro recorrido nos encontramos con la ermita de San Blas. Oratorio rural de estilo gótico, construida en el s. XV y restaurado en 1945. Esta ermita se halla situada en el camino de Cañamero.
La festividad de San Blas se celebra el día tres de febrero. Los habitantes de la puebla acuden con devoción a festejar el día con el Santo.
A muy corta distancia de San Blas se halla la ermita de Santa Catalina, oratorio rural de estilo gótico, construido en el siglo XVI por orden del prior jerónimo fray Juan de Siruela. Fue reformada en 1967.
Hasta hace unos años se venía celebrando en los alrededores de la ermita una romería el día 25 de noviembre, habiéndose perdido en la actualidad esta tradición.
Antes de iniciar el descenso hacia Guadalupe por la parte norte nos encontramos con la ermita del Humilladero. Construcción gótico-mudéjar, realizada en el s. XV durante el priorato del padre Yañez. Aquí se arrodillaban los cautivos redimidos y los peregrinos para venerar a la Virgen de Guadalupe al divisar por primera vez el Santuario. Uno de esos cautivos fue precisamente Miguel de Cervantes, el inmortal autor de El Quijote, que acudió a Guadalupe a ofertar los grilletes que los turcos le pusieron durante su apresamiento en Orán.
Una excursión que a algunos visitantes gusta hacer es hasta el impresionante Viaducto construido en los años cincuenta para una línea férrea que nunca llegó a terminarse.

RUTA DE LOS MOLINOS
Los molinos de Guadalupe fueron medios necesarios para el desarrollo en la producción del pan durante los siglos XV al XIX. Su principal función era moler el grano, como el trigo, alimento primordial de nutrición en la sociedad de esta época y eje de su economía.
También se usaban para lavar la ropa de los monjes y hacer todos los paños que en la Casa se tejían. Estos molinos reciben el nombre de batanes, pues en ellos era donde se batía la ropa y más tarde el cobre.
Los molinos de Guadalupe estaban asentados en la ribera del río Guadalupe porque la fuerza que los movía y regulaba era el agua.
En un principio estas construcciones eran todas de particulares, que atraídos por este núcleo de expansión y movimiento económico fueron asentándose en la Puebla por la demanda de trabajo que producía el monasterio a través de todas sus explotaciones oleícolas y ganaderas.
Según sentencia ejecutoria dada en Granada en 1508 y 1511 a favor de esta Santa Casa, todas las explotaciones referentes a la molienda pasaron a ser propiedad de este monasterio, por la cual tenían y regulaban toda la producción de harina en los molinos.
A partir de la llamada Presa del Mato o de la Huerta Nueva, que sirve para abastecer de agua potable a Guadalupe, los edificios más importantes fueron los siguientes: Molino de la Herrería, Molino de la Herrería, Molino de la Herrería.
Estos molinos fueron en principio herrerías, que más tarde pasaron a ser molinos, ya que no salía el hierro tan bueno como pensaban los monjes. Fueron transformados en molinos de trigo siendo prior fray Hernando de Sevilla en 1546.
Molino del Castañar, vendido a este monasterio en 1398.
Anteriormente se le conocía por el nombre de Citolero. También recibió el nombre de Molino del Pan Blanco ya que hacía muy buena harina. Actualmente ha sido restaurado.
Batán de arriba, fue adquirido por el monasterio a principios de 1443.
Molino de Carnicero, era el segundo en importancia en la molienda del trigo. Se llamó así por su dueño, Pero Fernández Carnicero. Fue adquirido por el monasterio el 3 de febrero de 1417. Linda por su parte de arriba con el puente de Cañamero, y por abajo con el arroyo de Matapellejeros. Aquí se molía todo el pan del pueblo. Más tarde se llamó del Martinete porque sirvió para batir el cobre. Por último se le dio el nombre de Molino de la Peleña, apodo de una de sus últimas propietarias.
Batán de Abajo, pasó a ser del monasterio en el año 1339. Esta edificación fue posteriormente hecha batán, el cual servía para lavar la ropa del pueblo; más tarde se utilizó para la lana de tejeduría y para aserrar madera.
Molino del Estanque, construído en los años 1420-1425. Fue una de las obras de vanguardia de la Edad Media dentro del área de la hidráulica. El padre Alhobera dice de él: «es muy bueno y tiene mucha pesca, al cabo de ésta hay una presa muy alta y fortísima, que atravesando el valle, pasa de la una a la otra ribera, reprimiendo el ímpetu de las aguas, levantándose un edificio suntuoso y uno de los buenos que hay en el Reino para molino…» «…Entre estas ruedas hay una de tanta velocidad y presteza, que muele cada hora, más de doce fanegas de trigo. Desta verdad fue testigo el Católico rey Felipe II, haciéndose la experiencia en su presencia con un reloj de arena el año 1570…”.
Actualmente todos estos molinos son de propiedad privada.

RUTA ARCA DEL AGUA-POZO DE LAS NIEVES
Por el mismo camino que desde el Monasterio nos lleva al Humilladero y prosiguiéndolo después por Miramonte hasta el fin, se llega hasta el «Arca del Agua», situada en las laderas de la Villuerca. Es una obra monumental de fontanería, para dotar al monasterio con sus dependencias y al pueblo con sus huertos de abundantísima agua. Para ello fue necesario horadar las pétreas entrañas de esta sierra, construir numerosos túneles y galerías en busca de los riquísimos manantiales ocultos, conducirlos a depósitos o arcas, para desde allí, perforando y traspasando después las entrañas del cerro de Miramonte, llevar en gran abundancia tan necesario y preciado líquido a más de cinco kilómetros hasta la Puebla y el Monasterio.
Esta empresa colosal, una de las obras hidráulicas más importane de los siglos medievales, fue realizada por el segundo Prior secular, Toribio Fernández de Mena, por los años de 1350 gastándose en ella más de 30.000 doblas de oro.
La obra de fontanería de Guadalupe fue una de las cosas que más admiró en Castilla el barón de Romisfhal, cuñado del rey de Bohemia, cuando visitó España en 1465. En tiempo de los Jerónimos se amplió y perfeccionó esta obra por el gran maestro Alonso de Placencia, a principios del s. XV, gastándose de nuevo importantes sumas de dinero.
Afortunadamente aún permanece, si bien abandonado y expuesto al continuo derrumbe de piedras y malezas, causado por la ignorancia de transeúntes y pastores, el Pozo de la Nieve, obra hermosa y de gran capacidad, cuya construcción data de siglos anteriores al siglo XVII (siglo éste en el que fueron construidas las casas anejas al pozo, actualmente derruídas). Este pozo servía para recoger la nieve caída durante el invierno y así proveer de agua fresca tanto a la puebla como a los peregrinos.

RUTA DE ISABEL LA CATÓLICA
Camino Viejo Cañamero-Guadalupe
Cañamero es punto de partida en esta ruta caminera y guadalupense de dos leguas largas, arte rupestre, un asesinato alevoso, pastores sabios en el camino, el agua corriendo, antiguos cerezales asilvestrados, un castaño milenario con su nieto, el pico Villuercas coronando, la fuente La Gaita y la ermita de Santa Catalina como antesala de Guadalupe.
Subimos entre alisos y otras frondas a la vera del río Ruecas dejando a un lado la cueva de Álvarez y sus restos pictóricos sobre el charco de la Nutria. Sobre este lugar está la loma de los Castillejos y el Risco Viejo.
Recientemente se hizo un pantano y el sendero asciende hasta la cabecera de la Presa del Fresno en la cota 600 que iremos bordeando por la margen izquierda.
Un ancho carril va siguiendo río arriba a la vera del pantano con pequeños regatos confluyendo. El recorrido hasta Guadalupe discurre verticalmente entre los 598 metros de Cañamero y los 980 metros de altitud donde el Castaño del Abuelo, para bajar al Guadalupejo en la cota 560 antes de subir a la puebla 80 metros por encima del río.
Entre el arroyo de los Hilos y la Garganta de las Pedrizas se aparta la vereda a la derecha junto a una fuente que nace allí mismo, seguiremos un pequeño cauce hasta subir a la Cruz de Andrada en la cota 690.
Pegando a la cruz el camino sigue hasta la fuente de la Levosilla (de la alevosía) dando vista al caserío donde tres hermanos regentan una explotación caprina, buenos guías circunstanciales que después de refrescarte te indicarán si «yerro» el camino hacia el melonar de los Frailes por los 800 metros de altitud, sobre la garganta de las Pedrizas y pasando un pedregal verde-rosa bajo la sierra del Águila.
A partir del collado del Ventosillo cambia la propiedad y aunque se sigue en aguas de las Pedrizas la finca se llama Silvadillo por otro regato que tiene el Guadalupejo. Subimos entre viejos cerezos y robledales supervivientes del pino con una gran diversidad botánica y zoológica. La vertiente acaba con el término de Cañamero; al otro lado está Guadalupe y su primer hito biológico e histórico es el milenario Castaño Abuelo, del que ya hablaban las crónicas del año 1353 definiendo los límites de Cañamero. Sobre su copa anidaron águilas reales, vivían ardillas y enjambres de abejas a salvo del oso, entonces rey de Las Villuercas. Servía su roído tronco de refugio de cazadores y pastores con sus cabras. El abuelo dejó allí mismo un nieto de igual casta y sorprendentes dimensiones. Las aguas vierten bajo la artística mirada de Mirabel al río Guadalupejo. A la derecha del castaño sigue la senda por la falda de Pico Agudo, que en el siglo XV se llamaba Mojón de Valtravieso.
Vamos descendiendo sobre el valle de Guadalupe entre miles de variedades florales y numerosa micro fauna colorida que refresca la Fuente de la Gaita. El follaje del robledal a veces permite ver al fondo del Valle el recientemente restaurado Palacio de Mirabel.
La senda baja girando el monte hasta la ermita de Santa Catalina, con cota 700 m, y descanso antes de rematar el kilómetro que nos queda hasta el río y media hora hasta la Puebla de Guadalupe subiendo por el viejo camino, ahora asfaltado, pasando la Fuente del Piojo, que lleva por la calle de la Cruz hacia el centro de la población.

NATURALEZA: FLORA Y FAUNA
En las Villuercas se alcanzan las máximas alturas de los Montes de Toledo. Su intrincado e impresionante relieve, la abundancia y variedad de su vegetación, las corrientes de agua, las precipitaciones, contribuyen a hacer de las Villuercas una comarca especial cuya belleza ha sido tradicionalmente admirada.
La flora de las Villuercas la componen especies pertenecientes al bosque o monte alto, al monte adehesado y al monte bajo o matorral. La encina, que es el árbol por excelencia de Extremadura, abunda en el término, pero es el castaño, el olivo y el matorral, las tres especies más importantes de la zona. La rebolla, el chaparro, el madroño y el brezo, junto con la jara, el tomillo, la aulaga y el cantueso y las especies de laurisilva, dan una idea de un bosque que en otro tiempo fue muy importante.
Merece mención especial el «Loro», especie única de esta zona, de porte algo mayor que un arbolillo.
En los sitios de agua permanente abunda el aliso, el chopo negro, los fresnos y sauces, los olmos y los helechos.
La flora de la comarca mantuvo la original botica jerónima del Monasterio.
La importancia que la fauna ha tenido para la comarca ha sido muy grande. Alfonso XI, cazando los osos que aquí abundaban recorrió toda la serranía en monterías afortunadas, como la del Valle del Viejas. Fue cazando como llegó el joven soberano hasta la choza escondida en el valle del río Guadalupe, donde se veneraba la imagen recién descubierta por el vaquero, y admirado sin duda por su fama milagrosa y la agreste belleza del paraje, dotó espléndidamente al santuario.
Actualmente, los frescos quejigares y robledales de las Villuercas son el relicario donde se guarece el corzo, el más misterioso y grácil de los cérvidos europeos. Entre otros mamíferos que habitan estos montes cabe destacar el jabalí y el ciervo. El lobo se extinguió en 1962, pero todavía se mueven linces entre la espesura, siendo frecuentes las ginetas, turones, garduñas, tejones y gatos monteses. No es raro el meloncillo, que junto con el corzo caracteriza la fauna de la comarca, ya que aquí alcanza su densidad regional. A lugares abiertos, como las dehesas de Almansa o las riberas del Ruecas, acuden las grullas a invernar por centenares, y remontando los arroyos se puede observar al bellísimo martín pescador, las lavanderas blancas y boyeras y los mirlos acuáticos. En el alisar revuelan oropéndolas y picogordos y en las sauceras los delicadísimos mirtos. En los zarzalones mirlos y ruiseñores, chochines y petirrojos, mientras que en las arboledas de laderas escandalizan los arrendajos y trepadores azules recorren los troncos, limpiándolos de insectos. en algunos valles tranquilos puede verse la misteriosa cigüeña negra, símbolo alado de Extremadura, siempre reservada y distante, que todavía cría en estos parajes.
Quien recorra las Villuercas en primavera o verano puede admirar al Águila Calzada, al Águila Culebrera o el incansable planeo de milanos negros y milanos reales. Entre los árboles caza ágiles azores, gavilanes y los alcotanes aprovechan al atardecer para capturar insectos. Los más afortunados, incluso pueden ver a las escasísimas águilas imperiales, una de las aves más raras y valiosas del planeta, que encuentran en las Villuercas uno de sus últimos refugios.
Siguiendo las cordilleras pasan los buitres leonados, arrumbados a sus colonias tras haber buscado alimento por los contornos, y sobre las cumbres vuela excrutadora el Águila Real, que en las Villuercas anida con frecuencia. No suele faltar en estos requedos el Águila Perdicera, que a pesar de ser menor en tamaño que la Real, llega a capturar presas tan fuertes como son los zorros jóvenes.
También ocupa los peñascales de Villuercas el Búho Real, la más soberbia de las rapaces nocturnas.
En total más de 200 especies de vertebrados, de los que un centenar son aves nidificantes pueblan la Villuerca.
Las Villuercas es una de las comarcas naturales más bellas y mejor conservadas de Extremadura.
 
OCIO Y DEPORTE
 
Caza y pesca
La tradición histórica en Guadalupe por ejercitar las nobles artes de la caza y la pesca, se remonta a la misma aparición del hombre por sus parajes.
Durante siglos, Guadalupe ha sido un lugar elegido y privilegiado para el ejercicio de estos deportes. Reyes, aristocracia y pueblo llano se ejercitaban en estos dos deportes tan arraigados como posibles en un medio natural tan propicio.
En cuanto a la caza, a los cotos privados como: «Mirabel», «El Común», «Ballesteros». «La Celada», etc. hay que añadir la «Agrupación deportiva de caza de Guadalupe», que sin ánimo de lucro agrupa alrededor de 200 socios.
La labor continua de repoblación de estos cotos facilita la pervivencia de estas especies, que se protegen celosamente en época de veda.
Monterías, berrera, rececho, la espera, etc., son las modalidades de caza más conocidas entre los cazadores extremeños.
Las especies más cazadas y aprecidas en Guadalupe son: venados, jabalíes, ciervos y corzos.
El Guadalupe, también llamado Guadalupejo, es el río que bordea la Puebla. Discurre a través de la sierra haciendo difícil su utilidad para el riego pero ofreciendo al caminante no sólo hermosas vistas, sino también alguna poza reposada en la que darse un refrescante chapuzón en verano y algún lugar donde practicar el deporte de la pesca de la trucha, el cachuelo, la pardilla, el bordallo, la lamprea, etc.
Fue antiguamente cuanto las aguas de este río, por la fuerza con la que discurrían, fueron utilizadas para mover los molinos que se asentaron en su ribera.
También merecen ser destacados los arroyos de Valhondo, Valtravieso y el del Águila, todos ellos próximos a la Puebla.

GASTRONOMÍA, ARTESANÍA Y COSTUMBRES POPULARES
Guadalupe es una tierra propicia al sosiego, donde el viajero tiene oportunidad de emprender un sugestivo recorrido a través de la gastronomía, la artesanía y las costumbres populares. Tres capítulos que aportan otras tantas notas de color y sabor al rico patrimonio artístico y paisajístico de Guadalupe.
 
Gastronomía
La calidad y variedad de las materias primas son factores determinantes en la gastronomía de Guadalupe, pueblo abundante en platos nutritivos, como corresponde a su agreste geografía. Los excelentes productos de sus campos, el incomparable aceite de oliva, las aromáticas hierbas de sus montes, la caza, los vinos, dan carácter a una cocina sana, rica en sabores y sorprendentemente intuitiva.
Es oportuno iniciar el repaso de las posibilidades gastronómicas de la Puebla haciendo referencia al tapeo, que invita, ya sea al mediodía o al caer la tarde, a saborear especialidades como la morcilla de berzas, el picadillo de carne, el bacalao rebozado, etc.
Rica en caza y carnes de cordero y cerdo —la matanza sigue constituyendo un acontecimiento por los meses de noviembre y diciembre— la cocina guadalupense cuenta con platos tan apetitosos como caldereta de cordero, picadillo de cerdo, etc. Finos pasteles de piezas de caza se elaboran artesanalmente con el concurso de las hierbas aromáticas recogidas en la sierra.
Además se elaboran una deliciosa gama de dulces, entre los que han alcanzado merecida fama los fabricados con la excelente miel que aquí se produce, como es la rosca de muégado. La relación de dulces y postres es extensa y su mera enumeración puede hacernos la boca agua: abizcochadas, magdalenas, bollo de San Blas, pestiños con miel, etc.
Los vinos más celebrado en Guadalupe, además de la pitarra particular, tienen su cuna en Cañamero. Por su parte, el aguardiente y licores como el de gloria, son resultado de una cuidadosa destilación artesanal.
Platos típicos de Guadalupe
Gazpachos: Ajo Blanco y Extremeño.
Verduras y hortalizas: Espárragos trigueros y criadillas de tierra.
Huevos y tortillas: Tortilla de trigueros.
Comidas farináceas: Migas extremeñas.
Carnes y caza: Caldereta extremeña, picadillo de cerdo y venado al estilo de la puebla.
Postres: Miégado, almendrados, puding de higos y de castañas, perrunillas, etc.
 
Artesanía
El arte del cobre y del latón, es uno de los patrimonios culturales mejor conservados de Guadalupe. Las pequeñas industrias artesanales Guadalupenses han conseguido pervivir a pesar de los inconvenientes que supone el empuje industrial actual.
La tradición calderera, heredada de padres a hijos, se expresa en una amplia tipología que rebasa el centenar de piezas. En algunos barrios de la Puebla, un continuo martilleo anuncia siempre la presencia de un taller, en el que el cobre y latón, por la mano artesana, se transforman en objetos como calderos, braseros, calentadores de cama, cazos, chocolateras, etc.
La visita del viajero a estos talleres forma parte de la vida cotidiana de estos artistas, que gentilmente muestran sus habilidades, e incluso te invitarán a que «pruebes» a realizar el mismo trabajo que tanto admiramos y que tan difícil consideramos.
La tradición del bordado, de estilo lagarterano, ligada principalmente a la mujer, ocupa otro de los oficios artesanales de Guadalupe. Mantelerías, sábanas, toallas, colchas, cortinas, etc. son confeccionadas tanto por manos artesanas como por muchachas de la Puebla que elaboran su ajuar.
También se venden en Guadalupe piezas de cerámica aunque en realidad procedente de Puente del Arzobispo (Toledo).
En cuanto a la artesanía del hierro forjado, Guadalupe cuenta con un artesano, que en su taller perpetúa la tradición de los maestros rejeros del siglo XV.
La cestería es otra muestra de la artesanía popular que se encuentra en la Puebla, y como ejemplo de ésta son los cestos para el pan, costeras para la pesca, banastas, etc., que se elaboran con madera de castaño.
Para terminar merecen especial mención las buenas maderas de la zona que brindan desde antaño la oportunidad de que existiesen y existan hoy artesanos del mueble tradicional.
Todo esto hace merecedor a Guadalupe como uno de los lugares más impresionantes y completos de la región.
 
Costumbres populares
Extremadura posee un folklore rico, colorista y variado. Guadalupe ha sabido asimilar a sus raices extremeñas los cantes y bailes que encierran la alegría del pueblo, en contraste con las conmemoraciones religiosas que expresan una profunda devoción de sus gentes.
Fechas de interés:
– Cabalgata de Reyes, con carrozas hechas por los habitantes de la Puebla (5 enero).
– Romería de San Blas (3 febrero).
– Semana Santa. Representación popular de la Pasión y Muerte de Jesucristo.
Viacrucis por las calles del pueblo.
Procesión del Santo Entierro.
– Romería de Mirabel o de la Cruz (3 mayo).
– Capeas en la Plaza Mayor (última semana de agosto).
– Novena a Santa María de Guadalupe (31 agosto - 8 septiembre).
– Día de las Guadalupes. Ofrenda floral a la Virgen (6 septiembre).
– Fiesta de Nuestra Señora de Guadalupe (8 septiembre).
– Día de la Hispanidad. La Virgen de Guadalupe Reina de la Hispanidad. Ofrenda floral ecuestre a Nuestra Señora.
– Representación de la Natividad del Señor a cargo de los jóvenes de la Puebla en la Plaza Mayor (diciembre).
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Excma. Diputación Provincial de Cáceres.

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